Felix: ¿Tienes novia, hijo? ¿Di la verdad? Se te castiga menos.
Pero para mí pues fue una alegría tremenda porque fue la primera hija y pues la quiero, es mi adoración.
Ana: Mi papá es de Durango, México. Es un hombre muy amoroso, muy orgulloso. Me ha enseñado lo que es ser honesto, lo que es ser trabajador y luchador. Cuando le tuve que decir que estaba enferma del virus del VIH me dio todo su amor, su calor y su apoyo, y su comprensión.
Felix: Pero sí recuerdo que le dije a ella que pues ni modo verdad, era algo que ella no se lo había buscado.
Ana: Yo me siento tan orgullosa de tener un padre como él, que me ha dado todo el apoyo cuando más lo necesité.
Estoy tan orgullosa de ti.
Felix: Yo también, hija.
Ana: ¿De verdad?
Felix: Tu sabes que si.
Ya después de que ella entró en eso sí empecé un poquito a tener más conocimiento de la enfermedad. Pues es una enfermedad que de alguna manera no es porque le den la mano a otra persona que está enferma se lo va a pasar. Y que debe haber más comprensión.
Ana: Y mis papás hicieron el esfuerzo de saber lo que era, de informarse, de hablar con su doctor familiar. Y el doctor familiar les explicó lo que era el virus del VIH, lo que era el SIDA, de cómo se contraía. Lo que era, las medicinas.
Felix: Sí, yo le pregunto sobre cómo ha estado o cómo se siente. De hecho le he dicho, cuando sea algo que tú creas que está mal, dime y yo hago lo que puedo por ir a verte.
Ana: Pues no, mis papás son muy amorosos. Ellos son muy comprensivos. Y yo creo que yo saqué la fuerza de ellos, la aprendí de ellos. Sino de verme como su hija, como la niña que ellos crecieron, como la niña que ellos amaron siempre.
Ana: ¿Te gusta una chica? ¡No me habías dicho! Dice la verdad, ya vez papá. Felix: Tu no, ¿verdad hija? Vale mas que no. Que ya porque agarró la enfermedad se va a morir mañana o pasado. Que la gente debería entender más, mejor eso. Ana: Mi salud está bien. Quiere decir que si me sacan sangre no me vas a ver tantos de los copios dentro de mi sangre porque tomo medicina todos los días. Me tomo tres pastillas en la noche y eso me controla mi nivel.
Soy mamá de dos niños que eso sí me tiene al diez, no tengo tiempo de enfermarme. Pero yo creo que cualquier padre está igual, no puede, no puede enfermarse.
Felix: Nosotros como padres debemos de apoyar a la familia porque aparte de la medicina no hay mejor medicina que la misma familia, el apoyo de la familia. Si gusta mas información para apoyar un ser querido viviendo con VIH, visite familia.masquesida.org.
Felix siempre ha sido muy orgulloso de su hija, Ana. Ana le da crédito a su padre por enseñarle a ser fuerte y tener la motivación para seguir adelante. Esos consejos de su padre le han ayudado, especialmente después de que se enteró que estaba viviendo con el VIH. Su padre hizo el esfuerzo de informase sobre el VIH y ha estado a su lado apoyándola, y recordándole que, si tienes fuerza y esperanza, todo es posible.